Jesús en la
oración que enseñó a sus discípulos y que rezamos todos los cristianos, nos
recomendó pedir a Dios Padre: "Hágase tu voluntad en la tierra como en el
cielo". Hay quien siente miedo al decirle a Dios que se haga su voluntad,
como si Él se pudiera aprovechar de nosotros haciéndonos extorsión o pidiendo
aquello que nos puede molestar. Nadie nos ama más que Dios y si solicitamos que
se haga en nosotros lo que es de su agrado, nos sucederá lo mejor que nos puede
suceder.