26 jun 2014

TU ERES LA CONFIANZA

               
  Cuentan que el Hermano León tímido, inseguro y quizá lleno de escrúpulos, acudió al Hermano Francisco para que éste le consolara, le diera confianza y seguridad. El hermano Francisco no le dio consejos, ni siquiera le dijo que confiara, ni que todo saldría bien, ni le dio una plática sobre la confianza.

   ¡No! El hermano Francisco abrazó al hermano León y le dictó las alabanzas al Dios altísimo: “tú eres la seguridad, tú eres el protector, tú eres la esperanza, tú eres la fortaleza…”. Y dicen las viejas crónicas que el Hermano León quedó feliz y desde entonces su rostro resplandecía como el sol.

    Es que el hermano Francisco, que apenas cita una sola vez la palabra confianza, es sin embargo el hermano de la confianza total: en Dios, en los otros, en la creación, en todo… No hay nada que temer ni nadie de quien defenderse; es bueno confiar; sin la confianza no se puede vivir y desplegar.

                Pero, sobre todo, el Hermano Francisco dio con la fuente de la confianza, que es de lo que se trata. Si el corazón no tiene fuente, se agota. Francisco dio con el Señor Jesús, fuente y origen de toda confianza.

                Con Jesús se tiene al Padre y con el Padre, Todo.
(Cta. Asís 26)