31 jul 2014

¡CONFIESO QUE HE VIVIDO!


Es impresionante, parece que nunca aprovechamos suficientemente el tiempo: no puedo, no alcanzo,...que no llego!. El descanso mismo es como si solo se justificase por el cansancio previo o como preparación para el próximo asalto. Y lo que ganamos en eficacia lo perdemos en calidad de vida y relaciones, y quizás así vamos tapando nuestra incapacidad de amar.

Es buen tiempo este nuestro de verano para volver sobre la vida vivida, los rostros encontrados, la caricia dada y la retenida, ver lo dicho y lo oído, el libro que no me dijo nada, la risa boba y la oración callada, los compromisos, los puentes y los caminos... Y sin pretensión ni otra valoración que la confesión humilde y agradecida: Confieso que he vivido!

Nos volvemos a encontrar en septiembre!