¡Qué feliz soy cuando solo soy!
¡Qué feliz soy solo siendo!
Estando sencillamente aquí,
notando la vida en mi cuerpo.
Sintiendo que vivo y respiro,
que siento.
Que puedo pensar.
Que no pienso.
Comprobando que veo,
aunque miro y no quiero ver
nada especial ni concreto.
Porque todo está bien.
Todo está bien, todo es bueno.
Sintiendo mi cuerpo
y el espacio que ocupa.
Y que puedo moverme,
aunque me esté muy, que muy
quieto.
Y escuchando el bullir de las
cosas:
sus trajines, suspiros y roces,
sus silencios y estrépitos,
sus señales de vida, su
estruendo.
Y yo sigo aquí.
Encantado, contento.
Sin afán, sin empeño.
Sin rencor, sin lamento.
Sin espera ni anhelo,
ni angustia, ni tedio.
Sigo aquí.
Siendo, siendo.
¡Qué feliz, solo siendo!
(Vicente Simón)