2 dic 2015

DON DE DIOS PARA SU PUEBLO...

           
     Las personas consagradas son signo de Dios en los diversos ambientes de vida, son levadura para el crecimiento de una sociedad más justa y fraterna, son profecía del compartir con los pequeños y los pobres. La vida consagrada, así entendida y vivida, se presenta a  nosotros como realmente es: un don de Dios , un don de Dios a la Iglesia, un don de Dios a su pueblo. Cada persona consagrada es un don para el pueblo de Dios en camino.        
                                                                  (Papa Francisco)