¡Cómo nos cuesta coger nuestro verdadero lugar en la vida, ante Dios y ante los demás! A menudo,
sentimos y sucumbimos ante una doble tentación: la de negar los dones de Dios o
la de apropiarnos de ellos.
Francisco nos dejó la medida justa: “agradeced sus dones, cantad su creación, las criaturas todas, load a
mi Señor”.
No se trata de negar sino
de reconocer y agradecer: “agradeced sus
dones”. Se trata de recibir los dones que el Señor da y devolverlos con
humildad, multiplicados con y por el amor: “cantad
su creación”.
¡Load y bendecid a mi Señor, y dadle gracias y servidle con gran
humildad!