29 mar 2017

NUESTRO PROYECTO DE VIDA. ¿Quién puede ser Hermano?

Nadie puede optar por el Reino al modo de Francis­co si su fe está pendiente de lo que ha dejado atrás o de sus miedos, calculando sus posibilidades. Es necesario haber experi­mentado el carácter totalizante del seguimiento de Jesús y la fidelidad del Padre, que nos amó primero, y la fuerza del Espíritu, que se apoya en nuestra debilidad.

Queremos ser signo del Reino mediante nuestra opción de minoridad social. Han de identificarnos como grupo evangélico de vida no en función de adoptar signos institucionalmente religiosos, sino en virtud de nuestro estilo de existencia: voluntaria marginación social, hábitat de pobres, modo de vestir de la clase humilde, estilo de vida precario...


¿De qué nos servirían nuestras opciones radicales si en el fondo de nuestro corazón estamos llenos de nosotros mismos, creyéndonos mejores que los demás? La minoridad la aprendemos desde la con­ciencia lúcida de vernos cada día pecadores ante el Señor, anonadados por la sobreabundancia de su misericordia. Aquí brota la alegría ínti­ma de nuestra vocación y de nuestra presencia entre los hombres.