6 jun 2017

TENER UN POR QUIEN

La vocación tiene un por quién, no un para qué. Cuando se confunde la razón por la que se da el paso vinculante a la vida religiosa, y en vez de cimenta la opción en el seguimiento de la voluntad de Dios se funda en un buen deseo de llevar a cabo un proyecto, se acaba perdiendo la razón de la fidelidad.