La Cruz en el camino y adorada al final del mismo. Santo Toribio
de Liébana se convierte este año en centro de peregrinación para muchos y por
muy diferentes motivos.
En mi propia carne están las huellas que deja el camino de la
vida. Para que estas huellas, ampollas y tirones, sean signo de vida habré de
andar mi camino en la presencia del Señor, como un proyecto de obediencia a una
llamada, no por curiosidad ni por obligación desnuda de significado, sino por
amor que obedece.