16 sept 2017

FIESTA DE LAS LLAGAS DE SAN FRANCISCO (17 Septiembre)

San Buenaventura en su descripción de los estados místicos menciona la “embriaguez”, que consiste “en amar tanto a Dios y con un amor tan grande que (el alma) se goza y  busca sufrimientos por amor de  Aquel al que ama”.

         “Me sé de memoria a Cristo, pobre y crucificado”… De los escritos, de su Oficio de la Pasión y de las oraciones de Francisco, surge este ardiente deseo de configurarse a Jesús.

         Celano dirá: “Bien lo saben los hermanos que convivieron con él: que a diario, que de continuo, traía en sus labios la conversación sobre Jesús: que dulce y suave era su diálogo; qué  coloquio más  tierno y amoroso mantenía. De la abundancia del corazón hablaba su boca… Jesús en el corazón, Jesús en los labios, Jesús en los oídos, Jesús en los ojos, Jesús en las manos, Jesús presente siempre en todos sus miembros”… (1 Celano IX 115)

         Por eso no resulta ajena a su itinerario espiritual la plegaria que repetía con insistencia en el Monte Alvernia.

         “Señor mío, Jesucristo, dos gracias te pido me concedas antes de mi muerte. Que experimente en vida, en el alma y en el cuerpo, aquel dolor que Tu, dulce Jesús, soportaste en la hora de tu acerbísima a Pasión; la segunda, que yo experimente en mi corazón, en la medida de lo posible aquel amor sin medida en que Tu, Hijo de Dios, ardías, cuando te ofreciste a sufrir tantos padecimientos por nosotros pecadores” (Consideraciones sobre las llagas)

         Tanto amó a su amado Jesús que se hizo como Él… amando en la  cruz, obedeciendo en la cruz, confiando en la cruz, siendo libre en la cruz, siendo pobre en la cruz,…llagas del amor, de la obediencia, la confianza, la libertad y la pobreza.