17 nov 2017

SE HIZO POBRE Y ASI AMO A LOS POBRES

Forjada en la fragua evangélica de Francisco y Clara de Asís, Isabel abandonó las vanaglorias y ambiciones mundanas, el boato de la corte, las comodidades, las riquezas, los vestidos lujosos... Bajó de su castillo y puso su tienda entre los despreciados y los heridos para servirles.

Pasión por Cristo y pasión por los pobres son dos pasiones que necesariamente van siempre juntas. ¿Pero todo eso no es una locura? Sí, es la locura del amor, que no conoce límites, es la locura de la santidad. Y la de Isabel es una auténtica locura. En su vida brilla con singular esplendor la supremacía de la caridad. Su persona es un canto al amor, plasmado en el servicio y la abnegación, volcado a sembrar el bien.